LAS PEDANIAS
Desde el mirador a la entrada de Vélez Blanco se ofrece una de las vistas más espectaculares de la provincia, apreciando un paisaje dominado por el monte de la Muela de Montalviche, los cultivos en las tradicionales terrazas de tradición árabe, un extenso sistema de acequias y balsas para regar olivares, huertas y almendros. La huerta está dividida en varios pagos, tales como Algüit, Alhara, Canales, Corneros, Dunela, Esquivel y el Piar.
Colindante con el núcleo de población de Vélez Blanco, cuyo nombre se debe al capitán Antonio Gómez de Esquivel, administrador de la familia Fajardo durante la primera mitad del siglo XVII.
El nombre árabe y ciertos restos arqueológicos indican que en este sitio existió un barrio rural. Junto a los pagos de Canales y Dunela fue zona de cultivo de la vid hasta la plaga de la filoxera a finales del siglo XIX. Merece especial mención la balsa de Alhara, construida todavía en época musulmana.
El nombre de este pago significa “arroyo” en árabe. En su cabecera, llamado el barranco de la Canastera, existía durante el siglo XVI un tinte propiedad de los marqueses de los Vélez, y hasta finales del siglo XVIII dos almazaras. Destacan la balsa de Algüit con su reloj solar y el cercano acueducto como testimonios de la cultura del agua.
Fue famoso por la elaboración de vinos, quedando restos de una hermosa bodega. También queda una balsa de riego.
Esta cortijada, por donde pasaba el camino real a Caravaca, linda con el término municipal de Lorca y está documentada a partir de 1606, cuando Alonso Palomar y su mujer María de Insausti dieron a Juan Tomás y su mujer Ana Marín una labor de 100 fanegas, la mitad por talar. En 1709 está documentada la Fuente del Saz. El cuatro de abril de 1712 el doctor don Juan de la Iglesia y Egea fundó una capellanía para decir misas por sus almas y las demás del purgatorio. Dotó la capellanía con una labor de 150 fanegas de naturales en el pago de Alcoluche. En un informe de finales del siglo XIX se indica que la ermita de Alcoluche, con la imagen de la Virgen de Valvanera, patrona de la Rioja, fue erigida a expensas de don Isidro de Fuenmayor, natural de Logroño, afincado en Vélez Blanco desde principios del siglo XVIII, quien había adquirido fincas en Alcoluche.
Cortijada emplazada en un sitio con maravillosas vistas hacia el monte del Gabar y los alrededores. Fue un núcleo de población importante y tenía escuela propia. La ermita fue erigida en el segundo tercio del siglo XVII gracias al mecenazgo de Stefano de Celo y su mujer María Labad a honor de Santa Gertrudis y Ntra. Sra. de la Gracia. Cuenta con una balsa de riego.
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Guadalupe y las Cañadas de Lizarán
Cortijadas emplazadas en un hermoso paisaje, antiguamente con extensas propiedades de los marqueses de los Vélez y de las familias Lizarán y Acosta Moreno.
- El Cercado (de Espinardo)
Llamado antiguamente Alcober por las extensas propiedades de maese Pedro de Alcober, vecino de Vélez Blanco en la primera mitad del siglo XVI. El nombre de El Cercado viene de unas propiedades de viñas, árboles frutales y bancales de cereal, cercadas por tapias, pertenecientes a don Juan Fajardo Guevara, primer marqués de Espinardo, y sus descendientes, los cuales tenían en el propio cercado una casa con bodegas y tinajas para el vino.
La ermita de la Virgen de las Nieves, fundación de los marqueses de Espinardo, aparece con esta advocación en un testamento de 1767. En un testamento de 1732 se hace mención también de otra ermita fundada por María de Sola y Carraquiri, natural de Gotane, vizcondado de Sola (Baja Navarra/Francia) en el colindante pago de Dunela.
La pedanía está emplazada en un hermoso paisaje con excelentes vistas a la sierra del Gigante y al cercano castillo de Xiquena. La ermita de San Antonio de Padua fue levantada en 1785 sobre los restos de una antigua mezquita, de cuya existencia da testimonio una carta del primer marqués de los Vélez. Aquella mezquita disponía para el mantenimiento del culto de bienes habices que bajo este nombre están documentados hasta el siglo XIX. Como entre 1243 y 1488 fue frontera entre el reino nazarí de Granada y el reino de Murcia, se conservan restos de dos torres vigía en las inmediaciones. Los marqueses de Espinardo tuvieron aquí parte de sus propiedades. En 1623 el licenciado Juan Miñano encargó al zahorí Marco Romano la construcción de la fuente del Piar. Tenía una importante almazara, hoy día convertida en vivienda, y una tejera. En el siglo XIX se abrieron varias minas para extraer hierro, aunque el cercano pago de la Mina está documentado ya en 1721.
Con unas espléndidas vistas, esta cortijada tiene una cristalina fuente que desemboca en una balsa de riego. Una gran parte de las tierras de esta cortijada pertenecía a la familia de los Martínez de la Iglesia, familia procedente de Mariana, actual privoncia de Cuenca. El cercano paraje de la Bastida lleva este nombre por la familia de la Bastida, siendo Rodrigo de la Bastida y su hijo Ginés veedores del marqués de los Vélez (siglo XVI).
Cortijada cuyo nombre se refiere a una familia de hidalgos navarros. A principios del siglo XVII, Jaime de Santonge fundó dos mayorazgos con más de 1.000 fanegas de tierra de secano en este enclave.
A mediados del siglo XX se encontraba en este paraje una lujosa casa para ingenieros forestales y un vivero. A finales de la misma centuria se instaló el Centro de Recuperación de Especies Amenazadas de la Consejería de Medio Ambiente, destacando el importante número de tortugas moras y aves rapaces.
El nombre árabe y ciertos restos arqueológicos indican que en este sitio existió un barrio rural. Es de destacar la balsa de Alhara.
El nombre de este pago significa “arroyo” en árabe. En su cabecera, llamado el barranco de la Canastera, existía durante el siglo XVI un tinte propiedad de los marqueses de los Vélez, y hasta finales del siglo XVIII dos almazaras.
Las excavaciones en zonas colindantes de Granada y Murcia, y los hallazgos arqueológicos en sitios como el Macián demuestran la ocupación humana desde los tiempos más remotos. Con la incoroporación del reino murciano de Ibn Hud 1243 a la Corona de Castilla, Topares pasó a tener durante 245 años una situación fronteriza con la encomienda santiaguista de Caravaca que acabaría con la entrega pacífica de la zona de los Vélez en junio de 1488 a los Reyes Católicos.
Con la primera repoblación promovida por don Pedro Fajardo desde 1512, la zona de Topares y Barrax se reparten entre varias de las poderosas familias, tales como los Aguino, Bastida, Faura, Jufre, Rodríguez Navarro, los Fernández Valera, el mercader Jerónimo (Francés) de la Ribera y Juan Bautista del Prado, vicario de los Vélez entre 1562 y 1605. Estas familias arrendaban sus extensas propiedades de campos de secano generalmente al 25 % de la cosecha que tenían que entregarles sus labradores.
La iglesia con la advocación de Virgen de las Nieves fue fundada por Ginés Fernández en 1582 y dotada con catorce fanegas de tierra para sustentar el edificio, sus objetos litúrgicos y el culto. Según un informe emitido por el párroco de Vélez Blanco en 1877, la actual iglesia fue erigida entre 1770 y 1773.
En la carretera hacia Caravaca, a mano derecha. Su nombre se debe a la familia Aguino o Iguino, procedentes de Huéscar y pertenecientes a las familias más prestiogosas de Vélez Blanco durante tres centurias.
Siguiendo la carretera de Caravaca a mano izquierda se encuentra la importante cortijada del Macián, llamado así por Macián Rodríguez, quien se afincó aquí a en 1516. Su hijo Alonso, el vecino más acaudalado de Mula y Vélez Blanco, fundó en 1588 un mayorazgo que en el siglo XVII pasó por enlace matrimonial a los condes de Legazpi, familia de militares al servicio del emperador del Sacro Imperio. A principios del siglo XIX los bienes de este mayorazgo pasaron al ingeniero Epifanio Esteban, director de las obras del Canal de Isabel II. Su administrador fue Francisco de Motos Torrente, cuyo cadáver se conserva momificado en el cementerio de Topares.
En la carretera de Topares a Vélez Blanco, a mano derecha. Debe su nombre seguramente al licenciado Juan Antonio de Ortega y Tuesta, alcalde mayor y, más tarde, administrador general de las rentas del marqués de los Vélez, quien compró varias labores con una extensión total de 675 fanegas a finales del siglo XVII.
En la carretera de Topares a Caravaca a mano izquierda, algo más adelante del Macián. También llamado “las Quevecicas” (1623) o “Cuevcillas”. Cortijada perteneciente al mayorazgo de los marqueses de Espinardo y sobre el cual, en 1639, se impuso un censo para pagar parte de las pías memorias de doña Mencía Fajardo. Fue vendida al escribano Juan de Valcárcel Belloc. En 1743 los marqueses de los Vélez y Villafranca poseían alrededor de las Cobatillas 450 fanegas de labores de secano.
En el límite con la región de Murcia, a mano derecha de la carrtera, se encuentra esta cortijada con su fuente. En 1588 doña Mencía Fajardo compró de Francisco Jufre las labores de Fuente Espina, sierra de la Zarza y Campillo de Topares. Hasta el siglo XIX estas propiedades estarían vinculadas a la casa de los marqueses de Espinardo.